Nunca negocies con tu sueño
Si me conoces hace algún tiempo sabes que lo que primero les pido a mis alumnos es que creen una clara imagen de lo que REALMENTE QUIEREN.
¡Puedes crear desde el interior la imagen de lo que quieres!
La imagen de cómo es que quieres que esta experiencia humana sea para ti.
Estamos en un proceso. Estamos aprendiendo QUIENES SOMOS para así poder crear desde la maestría.
Para poder crear desde “lo bueno”. Maestría de lo que amaríamos hacer, ser o tener.
Operamos desde la consciencia de que la verdad no siempre está en la apariencia de las cosas.
Hoy quiero que entiendas esto… Tu sueño, lo que realmente quieres experimentar en tu vida, te habla desde la inconformidad e insatisfacción.
Por ejemplo… Cuando trabajaba lavando y encerando autos (lavé autos desde el 2006 al 2010 en West Palm Beach), estaba totalmente insatisfecho con respecto a donde estaba. Con la situación en la que me encontraba.
Había estado en trabajos pesados utilizando mi facultad intelectual de la Imaginación para empatar la frecuencia de lo que quería. Lo que quería que mi vida fuera.
Estaba siendo sumamente intencional con respecto a la idea de la imagen de lo que mi vida sería una vez que el Universo respondiera a toda la atención que le estaba dando a la idea de construir mi sueño.
Así que comencé a escribir, describir y detallar lo que quería.
Comencé a escribir lo que realmente quería.
En esa época tenía un cliente muy adinerado al que le lavaba su auto y los de toda su familia (4 autos en total). Este señor vivía en un departamento de lujo en frente de la bahía.
Recuerdo que cuando terminaba, me hacía subir a su departamento y esperar en el living para entregarme el cheque. Siempre era lo mismo.
Y cada vez que me iba a pagar, ahí estaba parado con mi camiseta totalmente sudada, mis uñas sucias, esperando a que me traiga el cheque.
Pero una peculiaridad de ese departamento era que cuando apenas entrabas por el umbral de la puerta de entrada, todo lo que veías era AGUA.
Este señor tenía una vista impresionante a la bahía, y todo lo que podías ver desde su ventana era agua y algunas islas.
Y yo ahí parado, todo sucio, esperando el cheque en un departamento de lujo… y enamorado de esa vista.
Esa experiencia se transformó en una especie de ritual para mí.
Y lo que comencé a hacer fue escribir todos los días lo que se sentiría vivir en frente del agua con una vista como esa.
Y realmente me involucré en este ejercicio al punto en el que podía describir como lucia el balcón, el material de las ventanas modernas, altas y con vidrios de alto impacto. Como lucirían las barandas. Y como la vista de mi departamento sería «todo agua» y tendría una isla de frente.
Mi deseo era vivir directamente en frente de la bahía rodeado de agua.
Eso fue alrededor del 2008.
En el 2012 (Ya encarrilado y viviendo de mi pasión impactando vidas compartiendo esta información) con mi esposa necesitábamos un espacio más grande y comenzamos a buscar propiedades.
Ahora… es impresionante lo creativos que los agentes inmobiliarios pueden ser, porque su definición de “vista al agua” y mi definición eran dos cosas completamente diferentes.
Publican un departamento con vista a la bahía, y cuando llegas y lo ves, tienes que subirte a la mesada de la cocina para ver por su ventana la vista a la bahía… jejeje.
Eso es lo que muchos de estos agentes quieren decir con “vista a la bahía”.
Llegó un punto en que apenas entraba a un departamento, en el minuto en el que el agente abría la puerta y yo veía que no tenía esa hermosa vista a la bahía, le decía instantáneamente… “No… vámonos”.
Y el agente me diría… “Por qué no lo miras bien. Vinimos hasta aquí. Aprovecha y míralo”.
Y yo le contestaba… “¿Por qué querría mirar. Por qué debería quedarme aquí?”
¿Qué es lo que en realidad estaba diciendo con eso?
Le estaba diciendo… “¿Por qué querría yo quedarme en esta frecuencia? No es lo que quiero. No empata con mi sueño”.
Un día paseando con mi esposa, buscando departamentos por nuestra cuenta, fui intuitivamente consciente de un edificio en particular. Y algo me dijo que tenía que entrar y preguntar si había departamentos disponibles.
Nos atendió el conserje y nos dijo que él no sabía pero que justo estaba en el edificio una agente encargada de mostrar los departamentos. La esperamos y nos llevó a ver uno.
Cabe aclarar que este edificio se ubicaba en la zona de la bahía.
Subimos al piso 6. Esa es la altura que me había imaginado ya que quería estar cerca del agua, sentirla, estar conectado.
Y a penas la mujer abrió la puerta de entrada, vi unos ventanales blancos altos y modernos. Con vidrios de alto impacto. Un patrón muy familiar.
Era el mismo diseño y color que tenía en el ojo de mi mente.
Había hecho una descripción escrita de esas ventanas fácil unas 20 veces.
Pero eso era lo de menos… la vista que permitían ver esos ventanales… WOW!!!
Algunos de mis alumnos y colegas han estado en mi casa. Si tú eres uno de ellos ya sabes. Si no eres uno de ellos déjame con toda humildad decirte esto… ¡Es Hermosa!
Todo lo que ves es agua.
Y mientras continué caminando hacia lo que iba a ser nuestra habitación… lo mismo. Vista al agua. Nada más que agua.
Volví al living y le dije a la agente… “Adonde firmo”.
Me dijo… “Ni siquiera viste bien el departamento”.
Le dije… “No entiendes. He estado aquí miles de veces. He desayunado en ese balcón. Se adónde va el árbol de navidad”.
Sabía que ese era el lugar. Porque había descripto la visión. Y la había vivido cientos y cientos de veces.
Otra cosa interesante que sucedió es que cuando la agente me pregunto cuanto quería ofrecer por el departamento, yo le dije… “Lo que sea que estén pidiendo”.
Y la mujer se quedó petrificada. Y me pregunto… ¿Vas a pagar el “full Price”? ¿No quieres ofrecer un poco menos y quizá negociar el precio?
Pero entiende esto… yo había pasado mi vida negociando lo que iba a pagar por mi sueño.
Siempre abandonaba mi sueño cuando llegaba la fecha en que estimaba podría suceder y no veía evidencias. Si mi sueño si iba a demorar mucho, lo abandonaba.
Si valía más de lo que podía pagar, o si era más de lo que podía dar, entregaba mi sueño.
En este punto me encontraba en este departamento y ya estaba bueno de negociar con lo que estaba dispuesto a pagar por mis sueños.
No estaba dispuesto a poner en riesgo mi sueño por una negociación.
La mayoría de las personas abortan su sueño en las etapas embrionarias negociando el precio, negociando los términos de lo que tienen que hacer o pagar para tener lo que quieren.
Estas tomando elecciones en cada momento.
Entonces… como puedes ver, nuestros sueños y disconformidades son señales a tu mente consciente sobre hacia donde te estas moviendo y de lo que te estas apartando.
Tu capacidad de elegir y tu consciencia de esa elección viene de nuestro Intelecto.
Tienes el tipo de libertad de crear lo que solo los humanos podemos.
Pero ya sea que estés despierto a esa capacidad, o dormido, esa capacidad solo viene por el ejercicio.
Piensa en esto. Y ejercítalo.
Nos vemos pronto y si te gusto lo que acabas de leer déjame tus comentarios abajo.